Del latín futūrus, el
futuro es aquello que está por venir, algo que aún no ocurre ni existe.
En la historia de la humanidad el futuro ha jugado un papel importante, es un tema que atrae e intriga a todos. Buscamos incansablemente conocerlo para tener oportunidad de manipularlo, cambiarlo, hacerlo a nuestras necesidades y expectativas, pues en él colocamos nuestras esperanzas y anhelos.
A través de la historia el futuro se
ha abordado de diferentes maneras:
El propósito de estudiar el futuro es apoyar
a los tomadores de decisiones para que elijan adecuadamente -en función de sus
objetivos y valores- de entre una serie de opciones, promoviendo una fuerte
sensibilidad hacia el futuro, considerando las alternativas posibles y las consecuencias
probables de un determinado curso de acción.
Dichos estudios parten del supuesto de
que el futuro no se descubre, pero sí se diseña, y de que el porvenir del
hombre depende de una amalgama de decisiones presentes, previas a los hechos.
Esta clase de
investigaciones sobre el porvenir presenta diversos objetivos, entre los que destacan:
a) Identificar y analizar alternativas futuras.
b) Caracterizar el grado de
incertidumbre asociado con cada opción futura.
c) Identificar áreas clave precursoras
de futuros particulares.
d) Examinar las implicaciones de una
gama de planteamientos hipotéticos.
e) Adquirir una mayor comprensión de
los procesos de cambio.
f) Aguzar el
conocimiento y comprensión sobre nuestras preferencias.
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