El propósito de la prospectiva es
"preparar el camino" para el futuro, adoptándolo como objetivo
(deseable y posible). La prospectiva guía las acciones presentes y el campo de lo
"posible" del mañana.
La prospectiva, además de permitir e impulsar el
diseño del futuro, aporta elementos muy importantes al proceso de planeación y
a la toma de decisiones, ya que identifica peligros y oportunidades de
determinadas situaciones futuras, además de que permite ofrecer políticas y
acciones alternativas, aumentando así el grado de elección. Entre los propósitos
importantes de esta aproximación cabe mencionar los siguientes:
a) Generar visiones
alternativas de futuros deseados.
b) Proporcionar impulsos
para la acción.
c) Promover información relevante bajo un
enfoque de largo alcance.
d) Hacer explícitos
escenarios alternativos de futuros posibles.
e) Establecer valores y
reglas de decisión para alcanzar el mejor futuro posible.
Asimismo, la prospectiva mantiene un amplio
horizonte temporal: se interesa por eventos y situaciones a largo plazo. Ello
trae consigo la flexibilidad, ya que por tratarse de una visión a alcanzar en
varios años, permite la elección de futuros alternativos.
Aquí es conveniente distinguir prospectiva de
utopía: si bien es cierto que la primera emplea recursos de la segunda para lo que
Merello llama "remontar el vuelo imaginativo", también lo es que esto
implica un primer paso, "ya que la prospectiva articula esfuerzos concretos
para transformar la realidad". No se busca adivinar o exclusivamente diseñar
el futuro; la prospectiva, como actitud para la acción, como una fuente energética
de pensamiento, de creación y de actividad que pretende construirlo.
Agustín Merello.
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